miércoles, 7 de octubre de 2009

Su techo


Cada día cuando cae el sol se observa como él se va acercando a la Iglesia. Sin mucho hablar, espera que termine la última misa, que se cierren las puertas de la Iglesia para descansar bajo el techo de la galería ocupa solo un rincón, en invierno se tapa bien, tanto que se lo reconoce por su manta al ver su manta y ya conociéndola uno sabe que es él.
Es un hombre de pocas palabras, sólo se sabe que se llama José, que hace muchos años se quedo sin casa.
José tiene pelo negro y sus ojos son de color marrón, su piel muestra un pasar de años, sus manos están sucias, muy sucias, tanto que parecerían ser una María de los años leve llovía trasladando sus pocas cosas apoyándolas sobre el suelo sucio de la galería.
Se escuchan voces hablando de José, de cómo había sido su vida antes de comenzar a verlo viviendo en la galería de la Iglesia.
Lo que no se escucha es que, seguramente, perdió su trabajo y su casa y que por eso se refugia ahí.
Día a día, muchas personas que lo ven a José hablan de el pero no con él y, es en silencio cómo José, en casa atardecer, acomoda sus cosas se recuesta y se tapa con su manta para descansar bajo su techo.


Mariana

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