viernes, 9 de octubre de 2009

La desconexión con la realidad


La internación no sólo tiene fines de aislamiento.
Consigue desconectar a la persona de la realidad, del afuera. No saber qué está pasando detrás de los muros.
Sólo llega lo trivial, lo banal, lo menos importante: partidos de fútbol, los Simpson, los Tinelli, los dibujos animados.
Si se da información a través de un diario o revista, es ya cerrada. No a la participación individual o grupal, los internos son meros espectadores pasivos.
¿Qué querrán? Participar.
¿Cómo? Entrando en Internet, por ejemplo buscando el tema que a uno le interesa particularmente. Para interesarse y desarrollarlo.
Romper con el formato cerrado. Cerrado igual encerrado.
Participar en los talleres del FAB es también romper el aislamiento.
Uno se conecta con los otros. Comienza la ruptura del circo.
La salida de los talleristas es el boquete que lleva al exterior. Ya se ve la luz se ilumina la oscuridad. Todo esto ahora más claro.
Se visualiza el afuera tal como es y uno lo ve, los de afuera también nos ven. Los muros se caen.


Daniel

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