martes, 27 de octubre de 2009

Balada para un loco


Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese que se yo, viste?
Salís de tu casa, por Arenales. Lo de siempre: en la calle y en vos...
Cuando de repente, de atras de un árbol, me aparezco yo. Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus: medio melón en la cabeza, las rayas de la camisa pintadas en la piel, dos medias suelas clavadas en los pies y una banderita de taxi libre levantada en cada mano.
Te reís !... Pero solo vos me ves: porque los maniquíes me guiñan; los semáforos me dan tres luces celestes y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares.
Veni! que asi medio bailando y medio volando, me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita, y te digo...

Ya se que estoy piantao, piantao, piantao...
No ves que va la una rodando por Callao;
que un coro de astronautas y niños, con un vals,
me baila alrededor...Baila!, Veni! Vola!
Yo se que estoy piantao, piantao, piantao...
Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;
y a vos te vi tan triste... Veni! Vola! Sentí!...

Loco! Loco! Loco!
Cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sabana vendré
con un poema y un trombón
a desvelarte el corazon.

Loco! Loco! Loco!
Como un acróbata demente saltare
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazon de libertad...
Ya vas a ver!

Salgamos a volar, querida mia;
subite a mi ilusión súper sport,
y vamos a correr por las cornisas
con una golondrina en el motor.

De Vieytes nos aplauden: Viva! Viva!
los locos que inventaron el Amor;
y un ángel y un soldado y una niña
nos dan un valsecito bailador.

Nos sale a saludar la gente linda...
y loco-pero tuyo-que se yo!
provoco campanarios con la risa
y al fin te miro, te miro, y canto a media voz:

Quereme asi, piantao, piantao, piantao...
Abrite a los amores que vamos a intentar
la mágica locura total de revivir...
Veni, vola, veni! Trai-lai-lai-larara!

Viva! Viva! Viva!
Loca ella y loco yo...
Locos! Locos! Locos!
Loca ella y Loco yo!




El encierro es lo que mata


La ventana de mi cuarto da al jardín. Desde ella puedo ver cómo se va escapando el verano, veo también las hojas del otoño, que ya empezaron a caer. Me gusta el otoño, me gusta pisar las hojas secas y escuchar el ruido que hacen cuando las estrujo contra el pasto. La doctora dice que es bueno que haga eso, que me sirve de descarga cuando estoy muy tenso. Apenas me nota un poco nervioso me dice: “José, anda a pisar las hojas que te hace bien”, y yo voy, y las piso todas. Pero a veces no alcanza con eso para calmarme, y no siempre es otoño.
Las paredes de mi habitación son celestes y feas, muy feas y son la prueba fiel de mis ataques de ira, tienen machucones por todos lados. Les empiezo a pegar miles de trompadas, unas atrás de otras, así me quedan los nudillos después, morados, ensangrentados, deformes de tantos golpes. La doctora me reta por eso, pero en ese momento de furia no la puedo escuchar y me tiene que dar una pastilla de las azules para que me calme, las rojas me las da para dormir.

El primer ataque de nervios lo tuve hace cinco años atrás. Un hombre le estaba pegando a mi vieja frente a mis ojos y yo no podía hacer nada para evitarlo. El segundo cachetazo que le dio fue lo que me alteró por completo. Está bien, es cierto, mi vieja lo había engañado y no sólo eso, además había intentado matar a una de sus hermanas. Lo reconozco, mi madre se merecía más que un buen cachetazo, pero no lo pude soportar. Sentí cada uno de esos golpes cómo si me los estuvieran dando a mí.
El tipo este ya le había pegado un par de veces, pero ésta ya no se la podía dejar pasar, me agarró miedo, muchísimo miedo, miedo por mi vieja, miedo de que la mate y yo me quede solo. No lo pensé un segundo, enseguida fui a buscar el arma que mi vieja tenía en el cajón y fui directo a matarlo. Le pegué dos tiros, uno por cada cachetazo.
Nunca voy a olvidar la cara de horror de mi mamá, me gritaba: ¿pendejo, que hiciste?!!. Y yo, más espantado que ella, pensaba: no me preguntes que hice, te quise defender vieja, lo hice por vos!, quería gritarle: “lo maté porque estoy harto de que te joda la vida!”, pero no me salían las palabras, estaba demasiado nervioso. Fue todo muy rápido, cayeron dos tipos de seguridad que me metieron en un auto mientras gritaban: “quién mierda dejo pasar a este loco aca”!!
El juez dijo que yo era inimputable, decidió que lo mejor era internarme, y acá estoy, cinco años después.

Mi vieja viene cada tanto a verme y cada vez que lo hace se le llenan los ojos de lágrimas al ver la marca de los golpes en la pared. Aunque pidió que yo no tenga en el cuarto la caja esa donde ella se mete, la pieza de al lado si la tiene y puedo distinguir perfectamente bien los gritos o el llanto de mi mamá y enseguida me vuelvo loco y empiezo a repartir golpes por toda la habitación y a romper todo lo que está a mi alcance.
Es que mi vieja, a pesar de lo que pasó se sigue metiendo dentro de ese cuadrado y sigue permitiendo que le peguen, que la maltraten, que la hagan sufrir, que le mientan, que la engañen.
Yo no entiendo como puede soportar esa vida, yo no pude hacerlo, y estar encerrado acá es el precio que pago por ello.


Laura S.

lunes, 19 de octubre de 2009

El estado interviniente


El deber del Estado es proteger los intereses de todos sus ciudadanos.
Pero no todos los intereses son beneficios para el Estado y para todos los ciudadanos.
Hay intereses sectoriales, qué sólo se preocupan de obtener ganancias para ellos, sin importarles el resto de la sociedad.
Emplean para ello el uso del monopolio, cómo método de eliminar la competencia. Se hacen así únicos dueños de un sector de poder y fijan las pautas para la explotación a su voluntad y la exclusión de competidores.
El estado en salvaguarda del interés de las grandes mayorías, debe intervenir para evitar estos negociados a espaldas del pueblo. Debe poner límites. No dejar que grupos económicos monetarios usen su fin para sí solos.
Los límites deben estar dados por las leyes; que en caso de no estar establecidos deberán ser elaborados.
Para ello es importantísima la opinión de la población, es de ella que emanan la emisión de las leyes. Hay que saberlas trasladar a los que fueron elegidos por el movimiento popular. Es su tarea como miembros del Estado, en el área del poder legislativo y el poder ejecutivo tiene la instancia de intervención como leyes de emergencia o empleo del voto.

Daniel

El estado decadente


El Estado actualmente, esta desprovisto de varias de sus funciones, cómo por ejemplo controlar la acción o labor de los establecimientos públicos de salud, educación y seguridad (entre otros).
Uno de los déficits, cada vez más marcado, es por ejemplo la Inseguridad; cada vez aumenta más rápido y es más violenta que en tiempos anteriores.
Planteado esto, uno puede preguntarse que fue lo que produjo que la seguridad en el país se halla perdido año tras año y, cada vez más rápido.
En la sociedad –por lo menos de Bs. As.- se observa que los robos aumentan, junto con la violencia que se ejerce en ellos; pero lo que más llama la atención es la edad de los asaltantes: estos, son cada vez más jóvenes.
¿Qué hace el Estado con esto?, desde mi (ignorante) opinión NADA; ¿porqué nada?, por que ellos mismos los producen, imponiendo un régimen en el cual no todos pueden incorporarse y al no poder sentirse “pertenecientes” de un sistema social los estimulan a reaccionar como un grupo aparte, en donde prevalece la pobreza, pobreza que en algunos casos lleva a la falta de prevención en diferentes acciones, cómo por ejemplo el uso de drogas ilegales en menores de edad, que refuerzan la violencia.
Entonces, esto hace pensar que el incremento de la inseguridad en la juventud es producto de la coordinación (acción que implica control y dirección) propia del Estado.

Mercedes

"Los artistas jóvenes son la esperanza del país"


Nota basada en una entrevista a Javier Malosetti publicada en el diario Clarín el 25/06/09.

“Los artistas jóvenes son la esperanza del país”

Así dijo el doblemente gran artista, ya que mide más de 1, 90 m., es autor de 8 discos cómo solista y acumula premios Clarín, Konex y Gardeles.
Y con otros cómo Papo, Divididos, Rada, Lito Vitale, Luis Alberto Spinetta, grabó casi 10 albúmenes.
Con 43 años conformó la banda “Electrohope”, que edita un disco con clásicos, rarezas y decheaforeos.
Javier Malosetti canta, toca bajos, guitarra, batería, panderetas y el 112 instrumento especial de doble mástil con bajo de 5 cuerdas y guitarra.
Walter Malosetti el padre, Javier el hijo y el arte como espíritu santo.
Javier dice “Yo no tuve una banda” hasta ahora solo fueron trabajos aislados entonces arme una banda La Electrohope.
Esta integrada por Nico Ralfetla (30) organista y tecladista, Tommy Sanz (20) baterista, Hernán Segrel (22) guitarrista y, en algún tema, interviene Oscar Guanta o mi hijo Julián.
Electrohope combina sonidos sintetizados electrónicamente lo de Hope es por la esperanza en la juventud.
Considero al Jazz la música más grande, tiene improvisación, swing, ritmo, humor.
También hice Blues y chamamé que, aunque sean estilísticamente distintos comparten al mismo tiempo.
Presentaremos Electrohope en “La trastienda” y luego haremos giras por el interior.
Pese a la crisis y el cierre de locales, siempre tocamos en teatros a sala llena. Ojala perdure.

La polilla intelectual

viernes, 9 de octubre de 2009

En el portón de "La Unidad 20"


Todos los sábados podemos asistir, momentos antes de las 14.00 horas a una cita, grande al patio de entrada de la U. 20 del Hospital Borda.
A ella acude un grupo de parientes o amigos de los recluidos, en su gran mayoría son mujeres.
Llevan bolsas con comestibles, gaseosas y cigarrillos.
Esperan el momento en que las puertas se abran para poder visitar a sus detenidos.
Los sábados pareciera que cobra más vida, el Hospital: llegan visitas al Frente de Artistas, a la Colifata, y a Cooperanza. Sus presencias traen inquietudes de afuera, la ilusión de que cada una de ellas retransmita a otras su experiencia o vivencias, da aliento a los internos para que no se sientan tan abandonados y sus padecimientos los conozcan la mayor cantidad de personas en el exterior.
Toda esta movimentación contrastada con los días domingos, donde todo es silencio y ya no hay visitas, ni actividades. Sólo domingo sólo.
Suena la canción de Sui Generis desde la imaginación:
“Solamente muero los domingos… y los lunes ya me siento… bien”.

Daniel

La desconexión con la realidad


La internación no sólo tiene fines de aislamiento.
Consigue desconectar a la persona de la realidad, del afuera. No saber qué está pasando detrás de los muros.
Sólo llega lo trivial, lo banal, lo menos importante: partidos de fútbol, los Simpson, los Tinelli, los dibujos animados.
Si se da información a través de un diario o revista, es ya cerrada. No a la participación individual o grupal, los internos son meros espectadores pasivos.
¿Qué querrán? Participar.
¿Cómo? Entrando en Internet, por ejemplo buscando el tema que a uno le interesa particularmente. Para interesarse y desarrollarlo.
Romper con el formato cerrado. Cerrado igual encerrado.
Participar en los talleres del FAB es también romper el aislamiento.
Uno se conecta con los otros. Comienza la ruptura del circo.
La salida de los talleristas es el boquete que lleva al exterior. Ya se ve la luz se ilumina la oscuridad. Todo esto ahora más claro.
Se visualiza el afuera tal como es y uno lo ve, los de afuera también nos ven. Los muros se caen.


Daniel

Un hombre cualquiera



Un hombre camina por la calle, no se le conoce su nombre ni su edad las personas le circulan al costado, pero el no las mira. Su caminar parece que no tiene ningún destino. Sus prendas no están sucias, pero se lo nota desarreglado. Su caminar es rápido.
El es un hombre que trabaja juntando cartones de la calle para vender. Su lugar de trabajo en la zona de once, aunque se lo vio una vez por Belgrano.
Su familia lo espera todos los días a las 22:00 para comer la cena junto a él, pero no siempre llega a tiempo.
Tiene las manos lastimadas, pero no parece que le moleste.
El no es feliz con su trabajo, pero acepta que es lo único que puede hacer, busca trabajo pero siempre lo rechazan.
Su padre era albañil pero luego de un accidente debió dejar su trabajo y su situación cómo nunca entro en una decadencia de la que nunca pudo salir.


Mariela

miércoles, 7 de octubre de 2009

Triste entorno


Es en plaza Constitución, lugar de trajinados tránsitos, cada uno a su ocupación.
Aportados y observando imposibles el deambular presuroso están unos grupos de personas.
Su aspecto astroso los caracteriza.
Visten arrapiezos y lucen desaseados.
De verbo baladí, su discurso es de pocas luces, relativo siempre a cosas emotivas.
Simples linyeras, gente desplazada, no integrados en sociedad.
Fueron desplazados y marginados.
Unos mendigan, otros merodean por la Iglesia en espera de caridad.
Otros más jóvenes y osados, delinquen. La presión de las necesidades los obliga.
El arrebato y el tráfico de drogas, es corriente.
Tienen por techo las estrellas, sino el calabazo, configuran una reserva de mano de obra no especializada.
Son los últimos en conseguir trabajo y los primeros en perderlo.


La polilla intelectual

El linyera de Villa Luro


Carlitos caminaba bajo el sol de la primavera, cómo así también bajo las noches colmadas de estrellas.
Pero cuando en el barrio todo se comienza a apagar, todos se iban y el se quedaba solo.
Tantas veces que te vimos aquí y allá, eras de todos lados y de ninguno.
Carlitos “el linyera”, le decían, hace años que ya no nos acompaña, pero cada tanto alguien lo recuerda.
Un sobretodo largo y negro hasta sus pies, aroma a cigarros y vinos, simpatía y ojos tristes.


Cecilia

El viejo matías


Todos lo tenían visto, cientos de personas que subían al tren a la mañana, apresurados para llegar a sus trabajos también a la tarde e incluso sábados y domingos, todos sabían que él estaba ahí.
Pero apenas le dedicaban una mirada lejana, más preocupada por sus relojes o el horario del tren. Él se había acomodado en un costado del terraplén, con varios diarios apilados, que en las noches frías le servían de abrigo; vestía desde hace varios años ese uniforme gris como tenía ahora su larga barba y cabellera.
Nadie sabía que se llamaba Matías, que había tenido problemas laborales hace ya muchos años y sus mejores amigos le dieron la espalda. Que era un excelente contador de chistes. Chistes que aún recitaba en voz alta y aquellos que estaban más cerca no podían evitar que sonrisa se dibujase en sus labios antes de subir al tren y sumergirse en sus obligaciones…


José

Su techo


Cada día cuando cae el sol se observa como él se va acercando a la Iglesia. Sin mucho hablar, espera que termine la última misa, que se cierren las puertas de la Iglesia para descansar bajo el techo de la galería ocupa solo un rincón, en invierno se tapa bien, tanto que se lo reconoce por su manta al ver su manta y ya conociéndola uno sabe que es él.
Es un hombre de pocas palabras, sólo se sabe que se llama José, que hace muchos años se quedo sin casa.
José tiene pelo negro y sus ojos son de color marrón, su piel muestra un pasar de años, sus manos están sucias, muy sucias, tanto que parecerían ser una María de los años leve llovía trasladando sus pocas cosas apoyándolas sobre el suelo sucio de la galería.
Se escuchan voces hablando de José, de cómo había sido su vida antes de comenzar a verlo viviendo en la galería de la Iglesia.
Lo que no se escucha es que, seguramente, perdió su trabajo y su casa y que por eso se refugia ahí.
Día a día, muchas personas que lo ven a José hablan de el pero no con él y, es en silencio cómo José, en casa atardecer, acomoda sus cosas se recuesta y se tapa con su manta para descansar bajo su techo.


Mariana

La dama del atardecer


Ella vuelve siempre sobre sus pasos, aproximadamente a la misma hora todas las tardes. Con su típico sombrero blanco huele las flores de la primavera, o lamenta la caída de las hojas de los árboles en otoño.
Permanece un rato sentada, como esperando un amor que nunca llegó, siempre en silencio. Luego, se acomoda el vestido de turno y emprende su camino de retirada hacia al oeste, saliendo del parque.
No sé porqué, cuando a veces, tímidamente, me aproximo a observarla, de lejos, algunas tardes, hay algo de poesía en sus ojos. Es más, me atrevería a decir que hay algo de poesía en su accionar cotidiano.
Dios sabe bien el porqué, tal vez de las razones del mismo.
Buenos Aires, esa ingrata, tal vez la recordaría, o tal vez no. No lo sabemos.
Lo cierto es que aquella dama permanecerá en el recuerdo de la que alguna vez la asustaron.


Carlos

Caminos de exclusión


Asoma su cabeza por debajo del puente que está sobre las vías del tren. Sus pelos parados por la suciedad, que hace las veces el gel.
Su cara esta sucia, gris. Su ropa le cuelga, le queda grande.
Su mirada que recorre el puente, la calle, la vereda, refleja su estado de alerta, su búsqueda constante de los peligros que lo aceleran.
Debe tener unos 11 años, o quizás más.
Tan súbitamente como apareció, desapareció. Se fue por las vías del tren.


Mercedes

lunes, 5 de octubre de 2009

Ley de radiodifusión


El “matrimonio feliz” entre algunos periodistas y la industria de los medios peligra.
La simbiosis patológica entre ambos proviene de confundir libertad de prensa con libertad de empresa.
Los malos periodistas no buscan informar, sólo buscan trabajar y conservar el puesto.
Excretan tintas tóxicas con las que envenenan las mentes del pueblo.
Ocupan todos los medios y desde allí imponen sus criterios en forma monocorde.
Es el imperio de un único punto de vista.
Desplazan todo otro enfoque y filosofía interpretativa.
Entronizados en el cuarto poder, obligan a la gente a interpretar sus interpretaciones.
Pero se trata de que todos interpretemos la realidad.
Son formadores de opinión.
Sin embargo, la opinión pública debe ser el resultado espontáneo de múltiples criterios.
Prensa, radio y televisión operan por oferta de datos. Sólo Internet opera por demanda.
Esta nueva tecnología inicia una nueva era.
Es momento de ampliar y profundizar el acceso a la información.
El proyecto que habla de eliminar la punición por calumnias e injurias va en ese sentido.
Deja sin argumento a los empresarios y libera a los verdaderos periodistas.


La polilla intelectual

Reflexiones sobre Julio López


Comentario sobre la desaparición de Julio López

Me cuesta pensar lo que sucede con la gente que es asesinada por la policía.
Me cuesta creer que este gobierno levante una bandera a favor del pueblo pero que no se digne a hacer cambios estructurales.
Todavía hay gente que rememora los tiempos de la dictadura y dice que “algo habrán hecho”.
Cuando hay tantos represores sueltos y asesinos con uniforme y tribunales que apoyan toda esta violencia, es difícil no comprender la ignorancia de la gente que aún ahora puede llegar a apoyar a los militares.

Ana María

¿Y Julio López?

Sus familiares están haciendo juicio a los investigadores y el estado no puede encontrarlo de ninguna manera. No sé cómo hacen para tener tanto poder y no poder encontrar a una persona. Aca hay que hacer una feroz investigación, con personas que tienen que agruparse y empezar a moverse de forma tan rápida que puedan encontrarlo.
Pasaron muchos años, 3, es todo muy confuso, es algo que no tiene explicación y no se sabe cómo no pueden hacer una buena investigación.
Es una espera muy homicida.

Gabriel

Estilos y técnicas

Uno puede crear un estilo, soltando imaginación y habilidad.
Uno, además de tener su propio estilo, que está bien, también puede adquirir técnica, la matriz que facilita a uno a componer obras que no se pueden plasmar en una hoja.
La crítica desmedida no es buena, pero sin crítica no hay aprendizaje.
Uno hace obras que no pueden tener sustento o sentido, aunque algo sin sentido exprese algo.
Siempre hay que tratar de ser prolijo y seguir una línea convencional.
Si les gusta o no, ya es criterio de los demás.
Yo puedo adquirir técnicas como un aprendizaje, que también enriquece y mucho.
Uno también tiene que aprender cosas que nunca vio o escuchó.
Cada persona tiene su riqueza interior y cada riqueza es distinta.
Uno siempre se fija en el otro, sin verse a sí mismo, para bien o para mal.
Si uno aprende linealmente ciertas cosas, no puede soltarse y avanzar en este mundo de reglas.
Si te cerrás, fuiste, lograron lo que querían algunos: hacerte a un lado.


Juan Pablo

Crítica de la película "La Asamblea"



La asamblea, de Galel Maidana

La película propone un viaje de observación por el corazón del Frente de Artistas del Borda. Allí ocurren todos los problemas y vicisitudes implícitos en cualquier proceso creativo. Solo que en este caso, las personas que componen el grupo en su mayoría viven encerrados en el Neuropsiquiátrico J.T. Borda, privados de sus derechos fundamentales en función de arcaicos preconceptos sobre salud mental.

Pablo, nuestro columnista oficial y actor de la peli hizo su crítica:

Yo como periodista vi La Asamblea.
Fue una linda experiencia. Los actores salieron de los talleres. Es una linda película, es entendible y llama la atención.
Yo participé en la película y me vi diferente y cómodo.
Me encontré en un mundo diferente.

Pablo

También Daniel dio su visión sobre esta película:

TITULO: “LA ASAMBLEA”
DIRECTOR GUIONISTA Y FOTOGRAFÍA: Gabriel Maidana
GENERO: Documental (1º Premio en Toulouse, Frances)
TEMA: El Frente de Artistas del Borda
CLASIFICACIÓN: Una locura

De las casi 60 horas de grabación, hubo que extractar material, para ser dado en los cines en una duración standard. Es realmente una pena no poder asistir al resto de la grabación. Seguramente el tener que elegir fue una decisión terrible, por el temor de dejar afuera cosas importantes. Pero bueno, es parte de lo artístico también, desechar, cortar y pegar.
Hay en los tiempos del backstage, de escenas y ni figuran en las películas, etc.; estaría bueno agregarle a “La Asamblea” ese plus.
También el comentario del director y el equipo sobre cómo se grabó, que conceptos hubo para la selección, que los motivó para filmar sobre el FAB que estuviere registrando.
Estaría bueno, quizá, que los participantes miembros del FAB opinen sobre que les pareció la película: ¿Qué piensan los realizadores de las críticas del periódico, diario? ¿Cómo les resultó la reacción en el público?
Cómo por haber participado en “La Asamblea”, dejo constancia que jamás nos sentimos observados y seguidos por la cámara ni los micrófonos. Se torno tan natural el contacto con los realizadores que ni se percibió cuando éramos filmados o escuchados. Es de destacar, a diferencia de otros intentos de filmarnos, en los cuales se pidió a sus realizadores que no caigan en la “fascinación por la locura”, atrapados por un ámbito que les pareció exótico y no una triste realidad social.
Decimos gracias a “La Asamblea” por vernos por lo que somos, una organización social que lucha por romper los muros que nos rodean, los reales y los del imaginario colectivo que aún hay en el siglo XXI no comprende que es la locura.

Daniel