sábado, 3 de abril de 2010

La salud mental



El cerebro es la única víscera judiciable.
Cualquiera en agonía somática gozará de una muerte sosegada, pero pobre de aquel estólido que no muera nunca. Sufrirá de judicialización, le harán causa por debilidad mental, intervendrán abogados y fiscales, tendrá a su lado frailes que le hablarán del ascenso a los cielos, –claro- mientras que a estos ni los internan ni los acusan de delirantes.
La doble dependencia del enfermo mental tanto del clínico como de la justicia complica las cosas. Internaciones tendenciosas sin necesidad clínica eternizan el aislamiento de la víctima.
En la reunión forzada de la reclusión conviven verdaderos enfermos mentales con linyeras, delincuentes encarcelados, tilingos e inocentes pauperizados.
Allí se confunde la salud mental con la lacra social.
Es necesario dedicar el presupuesto de salud exclusivamente a los pacientes, así como la “desjudialización” de las enfermedades del encéfalo.

La polilla intelectual

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