Los autores intelectuales en estos momentos no tienen cómo recibir sus ganancias, al ser transmitidos y grabados por Internet o red global de información.
A partir de la gran cantidad de información que se genera en la red global es difícil suministrar mecanismos de control y certificación de compra y venta por el mismo sistema informático.
Sería bueno volver a los viejos bibliotecarios o bibliotecas donde la información se encontraba en papel y tinta, registrado por imprentas o casas editoriales que avalaban este tipo de escritos, obras, pinturas, música y demás elementos vinculados a la palabra y al lector.
El tema daría mucho de que hablar y escribir pero lo inmediato es que mientras haya sitios o redes o sistemas informativos y de lectura, es difícil volver a la disquerías del barrio o la biblioteca, genera menos esfuerzo la comodidad de una portátil.
Andrés
Derecho de autor, de intérprete e Industria colateral
Nadie duda que inventores, descubridores, autores y compositores deban cobrar lo suyo. Es producción genuina y debe estimularse.
El problema aparece cuando los beneficios del creador aparecen vinculados a industrias colaterales como imprentas, discográficas, etc.
O bien cuando intérpretes musicales desean cobrar siempre por una única ejecución impresa. Discernir entre el autor por un lado y los adlátere por otro es cosa esencial para poder dirigir los pagos.
El gran problema es cómo obtener el dinero. Se puede escuchar música sin hacer descargas o sea no se puede recaudar.
Bajar textos, se requiere descarga para algunos, son clásicos que no pagan derechos.
Y el otro gran problema es cuánto dinero le corresponde a cada autor en particular.
Sin Internet el fotocopiado de libros representa el mismo problema.
En resumen, se debe:
• Aislar el legítimo acreedor
• Recaudar
• Pagar a cada uno lo que corresponda
El avance tecnológico es más rápido que el legal y no prevé estos problemas.
La polilla intelectual
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